20070421

Activismo de “parche” o de “cambiar la rueda”?

Durante los últimos años las campañas por los Derechos de los Animales han mostrado una cierta esquizofrenia a la hora de actuar. Autores como Gary Francione han detectado esta dicotomía en la forma que ha tomado el activismo por la causa de los animales. Las dos grandes corrientes son el bienestarismo y el abolicionismo. A grandes razgos, el bienestarismo actúa sobre las consecuencias del especismo, mientras que el abolicionismo denuncia el especismo en sí.

Especismo

Qué es el especismo? El especismo es la creencia o prejuicio que permite la discriminación entre animales humanos y nohumanos. Al creer que los nohumanos son “inferiores”, la sociedad humana ha institucionalizado toda una serie de excusas para utilizarllos como esclavos a su servicio. Las excusas van desde las más radicales, afirmando incluso que la capacidad de sentir dolor es exclusiva de los humanos, hasta posiciones más autocomplacientes que alegan necesidades humanas tales como el “buen sabor” o que a los nohumanos “les gusta” ser explotados.

Dónde actuar?

En el nombre del especismo la humanidad continúa efectuando la mayor masacre que la historia haya conocido. Las consecuencias y procederes de esta matanza han sido tan grandes que han motivado enormes campañas que van desde el activismo individual de repudio al especismo, o sea, el veganismo, hasta grandes organizaciones que realizan campañas para intentar paliar el sufrimiento de los esclavos nohumanos.

Pero muchas veces estas campañas no tienen el efecto esperado, y la causa de este problema está en el tipo de enemigo que se está enfrentando. Básicamente, en una campaña por los Derechos de los Animales hay dos partes confrontadas. Por un lado, alguien que explota animales nohumanos, y alguien que defiende el derecho del esclavo a no ser esclavo. El explotador busca obtener una mayor ganancia económica minimizando las pérdidas. El defensor busca que el animal no sea explotado.

Transacción.

En los últimos años se han visto nuevas formas de explotación que apelan a la sensibilidad de la opinión pública. Con títulos como “bienestar animal”, “carne orgánica” y carne o huevos “ecológicos” los explotadores muestran una imagen idílica de explotación, donde los animales cuentan con espacios relativamente mayores, etc. Estos productos, al contar con ese valor agregado, pueden venderse a un mayor precio.

Volviendo al enfrentamiento entre el explotador y el activista, es muy fácil para el explotador ofrecer “pasarse al bienestarismo”, ya que esa inversión redundará en ganancias, al tiempo que puede incluso conseguir convencer al activista de que “ganó” esa batalla. La ganancia es doble, el valor de su producto aumenta, y cuenta con un opositor menos.

El explotador que pasó a un modelo “bienestarista”, donde los esclavos son tratados con más cuidado para mantener alta la ganancia, no dejó de basarse en el especismo, ya que los nohumanos que explota, siguen siendo considerados como una “mercancía”, un mero “objeto”. En cambio, el activista estará un poco menos seguro de sus ideas si acepta como algo positivo a los productos animales “orgánicos” o “ecológicos”. La ganancia es toda para el explotador, el “esclavo ecológico” ya está muerto a esta hora.

Convicción sin reacción

Mantener la convicción de que todos los animales merecemos por lo menos no ser considerados como objetos no es siempre fácil. Así como estamos seguros de que ningún humano debería ser discriminado por su color de piel, género, etnia u orientación sexual, ningún ser capaz de experimentar dolor debería ser considerado como un objeto.

Sin embargo, la sociedad es diversa, y diariamente vemos ejemplos de racismo, machismo, antisemitismo y homofobia. Esto no quiere decir que todo el tiempo estemos reaccionando exageradamente contra cada caso puntual de discriminación. Las bromas discriminatorias son tan comunes que son consideradas “parte de la cultura”.

Los motivos para no reaccionar pueden ser de lo más variados, y nadie está obligado a denunciar toda discriminación todo el tiempo, sobre todo si uno tiene la conciencia limpia al no ser cómplice de la misma. Pero eso no quiere decir que no tengamos firme nuestra convicción. Ser consistentes con nuestras convicciones es, muchas veces, una ardua tarea que constituye un duro y constante activismo.

“Los animales del mundo existen por sus propias razones. No fueron hechos para los humanos, del mismo modo que lxs negrxs no fueron hechxs para lxs blancxs, ni las mujeres fueron creadas para los hombres.”
(Alice Walker)


www.DerechosAnimales.tk

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