20081019

Política Animalista, Veganismo Intermitente

Desde el movimiento autodenominado “pragmatista” (por considerar “insultante” el término “neobienestarista”) se nos acusa, a quienes difundimos el veganismo con el fin de abolir la consideración especista de que los animales son “medios para fines humanos”, de ser “idealistas”. Ya hemos analizado esta caracterización en la anterior entrada de este blog, por lo que no nos detendremos en terminología. Sin embargo, acusar a alguien de idealista supone afirmar que esa persona basa su accionar en ideales. Veremos a continuación, que el “pragmatismo” cuenta con varios juicios previos al análisis, varias asunciones que resumimos en diez puntos principales:

1- Asume que la política tiene algo que ver con el veganismo.
2- Asume que es imprescindible involucrar a activistas políticos aunque no sean veganos/as en el movimiento “animalista”, así como a activistas veganos/as en política.
3- Asume que el problema es la forma en que son utilizados los animales, y no el uso o consideración como “objetos” en sí mismo.
4- Asume que el uso de animales no proviene de la idea previa o definición de que los animales son “objetos”, sino que proviene del propio uso o práctica de uso de animales como si fuesen “objetos”.
5- Asume que políticas de reforma del uso de animales promoverían, de alguna forma indirecta y no explicada, que las personas dejen de considerar a los animales como medios para fines humanos.
6- Asume que mostrar imágenes y vídeos del uso de animales sólo puede estar acompañado de mensajes reformistas en lugar de veganos.
7- Asume que hay épocas más “urgentes” para realizar reformas.
8- Asume que los abolicionistas proponen una “vía única”.
9- Asume que el antiespecismo es “contraintuitivo” y, por lo tanto, lo desestiman.
10- Asume que es posible lograr que quienes usen animales lo hagan de forma menos escandalosa, al tiempo que asume que es “imposible” lograr que el público en general deje de considerar a los animales como medios para sus fines.



Este artículo bien podría llamarse “Política y Veganismo Parte 3”, ya que al menos en dos oportunidades anteriores hemos debatido sobre la pertinencia de la política en el movimiento vegano. Si hemos debatido sobre política es por la sencilla razón de que consideramos al veganismo como algo no sólo estratégicamente, sino también intrínsecamente independiente y externo a la política. Razones hay varias, pero analicemos algunas de ellas, aunque ya hemos analizado este asunto en las mencionadas oportunidades. La presentación de nuestro pensamiento y estrategia se encuentran publicadas en nuestra página inicial, y ahí explicamos nuestra visión sobre por qué somos veganos/a, así como un planteamiento estratégico.

Somos veganos/as porque no creemos que los animales nohumanos (ni los humanos) deban ser considerados exclusivamente como un medio para fines humanos. Esta definición tan extremadamente simple como abarcativa fue planteada por el Prof. Dr. Gary L. Francione, y constituye la base del movimiento vegano abolicionista. Los animales son considerados como medios para fines humanos, o sea “objetos” u “objetos de Derecho” (según definición legal), o sea, “mercaderías”, y esta consideración especista (o sea, que discrimina según especies) es la base de todas (o al menos, un 99%) las formas en que son utilizados los animales por parte de los seres humanos. La base del movimiento abolicionista es un cambio en esa consideración hacia los animales. Los animales somos seres sintientes, o sea, por tener un sistema nervioso central, tenemos la capacidad de sentir dolor y placer y, por lo tanto, tenemos interés en nuestra propia vida. El especismo, creación cultural humana, nos dice (desde pequeños/a, en los más diversos entornos y también a través de propaganda especista) que debemos hacer una línea divisoria entre especies: Homo-Sapiens (seres humanos) por un lado, y cualquier otra especie del otro lado.




Trabajar para desdibujar y finalmente derribar esa línea artificial, cultural y discriminatoria es tarea de todos los días. Como explicamos en el artículo de nuestra página principal “Quienes somos”, difundir el veganismo en realidad supone, en sí mismo, una vía doble. Difundir veganismo significa, al mismo tiempo, marcar qué es lo opuesto al veganismo, o sea, el especismo. Cuando estamos hablando de veganismo con alguien, estamos diciendo “se trata de no considerar a los animales como medios para nuestros fines, se trata de no ser especistas”, estamos diciendo “no es posible justificar éticamente considerar a un ser sintiente como si fuese un medio para nuestros fines, salvo a través del especismo”.

Desestimar esta base imprescindible en la base del pensamiento de cualquier vegano/a es banalizar, superficializar la importancia de los valores, de la ética en sí. Quienes desestiman la estrategia abolicionista afirman que no es posible cambiar la forma de pensar de la gente, ya que la gente percibe el especismo como algo intuitivo, y por lo tanto no tiene sentido difundir el veganismo en esas condiciones. Sin embargo, no hay nada “intuitivo” en el especismo, y prueba de esto es el incesante esfuerzo por imponer tales ideas en la población. No hace falta ser vegano/a para percibir un constante mensaje recordándonos que “los animales son medios para los fines humanos”, tal como puede verse en nuestra recopilación en Flickr, Fotolog y Metroflog.

Quienes se oponen a la estrategia abolicionista afirman, sin embargo, que comparten los fines últimos planteados por el enfoque vegano abolicionista, o sea, la no consideración de los animales como si fuesen “medios para fines humanos”. Los autodenominados “pragmatistas”, por considerar insultante el término “neobienestaristas”, acuñado por el Prof. Francione, consideran que las personas se harán veganas espontáneamente, en algún momento actuando dentro de algo denominado y por ellos esperado “movimiento político pan-animalista”. Afirman que las campañas por reformas en la forma en que se utiliza a los animales tienen algo así como el “don” de generar veganos/as, a pesar de que la mayor parte de las organizaciones “pan-animalistas” ni siquiera promueven el veganismo, sino versiones atenuadas de vegetarianismo (veganismo con respecto a la alimentación) y afinidad con empresas que venden productos animales “felices”. Sin embargo, los pragmatistas afirman rotundamente defender una “doble vía”, promover reformas para mejorar el “bienestar” de los animales que son utilizados como medios para fines humanos y, al mismo tiempo, difundir el veganismo (o “vegetarianismo”, según cada organización).



Esta doble vía propuesta por los pragmatistas (que en realidad tiene mucho más de dos vías, como vimos en las diez ideas o asunciones del pragmatismo) hace que, en la práctica, la segunda vía, la de promover el veganismo (o variantes) quede siempre relegada a un último lugar, siendo las “urgentes reformas” lo más importante. Justifican tal comportamiento diciendo que en el proceso de promover reformas de bienestar animal, la gente automáticamente se volverá vegana (o sea, dejará de creer que los animales son medios para fines humanos), por lo que no es necesario ser explícitos/as promoviendo el veganismo. A pesar de esto, al menos alguno de los autores más prestigiosos dentro del denominado “pragmatismo” admiten que las reformas no tienen como fin llegar a que se deje de considerar a los animales como medios para fines humanos, como es el caso de Sztybel.

En definitiva, Qué papel puede jugar la política con respecto al veganismo? Para empezar, la política es la actividad humana relacionada con el poder. La política intenta manejar la opinión pública en torno a un determinado asunto que a su vez, es promovido por los cabilderos, quienes a su vez responden a intereses económicos. En el mundo actual existen no solamente políticos que dicen “defender a los animales”, sino también incluso partidos políticos “animalistas”, como por ejemplo, en Holanda. Sin embargo, ninguno de esos políticos o partidos políticos tiene, en su programa, algo referente al veganismo. O sea, ninguno de esos políticos propone que la gente deje de considerar a los animales como medios para sus fines, como “objetos de Derecho”, “recursos” o “mercaderías”. En definitiva, lejos de proponer un cambio en la consideración hacia los animales, la política “animalista” siempre propone reformar la forma en que son usados los animales.

Pero existe un problema que podría llegar a ser mucho mayor con respecto a la política “animalista”. Si en lugar de ayudar a los animales difundiendo la idea de que no son medios para fines humanos (vía vegana abolicionista), optamos por la vía de la política “animalista”, estamos dejando el destino de los animales en manos de resultados electorales. Supongamos el caso de extremo éxito político de un “partido animalista”, que llamaremos “P.A.”. Supongamos que el P.A. gana las elecciones y lleva adelante reformas en el uso de animales. Supongamos que aprueba legislación que dice que las aves deben ser utilizadas en jaulas de un tamaño mayor (las llamadas “jaulas enriquecidas”), que las terneras deben ser utilizadas en cajas mayores (“cajas de gestación”), o que los pollos sean matados con gas. Tales cambios, a pesar de estar ocurriendo en el mundo desarrollado en la actualidad independientemente de que ningún partido “animalista” esté en el poder son, sin embargo, reformas promovidas por grupos “animalistas” de la línea “pragmática” como “una victoria para los animales”. La política “animalista” intenta hacer creer a las personas que tales cambios son “perjudiciales” para las empresas que utilizan animales (a pesar de que dichas empresas están realizando estos cambios industriales por sí mismas). Si fuera así, y continuando con nuestro ejemplo del P.A. en el poder, entonces todo el poder económico de las empresas que utilizan animales se volcaría hacia la oposición al P.A., y apenas el P.A. termine su mandato, todas las “mejoras” llevadas adelante por el P.A. serían desmanteladas.

No es necesario demasiado esfuerzo mental para darse cuenta que las reformas industriales ocurren independientemente de los partidos políticos “animalistas” y de las grandes corporaciones reformistas. En los EE.UU., tales reformas están agendadas para ser llevadas adelante según los cronogramas de diferentes estados, así como en la U.E., con cronogramas establecidos para la adopción de reformas industriales, por ejemplo, el uso de aves en “jaulas enriquecidas” y “cajas enriquecidas, etc. Que las aves sean criadas en jaulas un tanto mayores, que los pollos sean matados con gas, o que las terneras sean engordadas en cajas mayores antes de ser llevadas al matadero no va a lograr que nadie se haga vegano, o sea, no va a lograr que nadie deje de considerar a los animales como medios para sus fines.

Cambiar la forma en que las personas consideran a los animales es una tarea del día a día, en todos nuestros ámbitos cotidianos. Como sabemos, cualquier oportunidad es apropiada para hablar sobre dejar de ver a los animales como “objetos para nuestros propósitos”. Ejemplos abundan en nuestras vidas, tal como podemos leer en el artículo del Prof. Francione en la primera, segunda, y tercera parte de su ensayo “Veganismo simplificado”. Desestimar la educación como medio para llevar adelante el veganismo, o sea, difundir la idea de que los animales tienen valor inherente y merecen no ser considerados como medios para nuestros fines, desestimar la condena a la “contraeducación”, o sea, la propaganda especista que vemos diariamente a nuestro alrededor, no hace más que perjudicar a los animales. Bajar la cabeza, derrotarnos y rendirnos pensando que las personas no pueden considerar a los animales más que como medios para sus fines, no es otra cosa que una entrega, una rendición incondicional a cambio de reformas industriales que son llevadas adelante de todas formas, con o sin organizaciones “animalistas”, como puede verse en los materiales del Congreso de Bienestar de Uruguay, sin que activista alguno apoyara tales reformas.

La motivación para los/as activistas veganos/as no debe ser que los pollos sean gaseados en lugar de electrocutados o decapitados. La motivación de los/as activistas veganos/as no puede ser que las gallinas sean confinadas en jaulas “enriquecidas”. La motivación de los/as activistas veganos/as no puede ser que las terneras vivan su corta “vida” en cajones “enriquecidos”. No hay algo de morbosidad en todas estas formas de motivación por “victorias para los animales”? Cómo puede ser que alguien que dejó de considerar a los animales como si fuesen medios para sus fines, gaste tiempo, esfuerzo, recursos y energías para lograr campañas que tengan como fin aberraciones tales como animales siendo gaseados o confinados en jaulas y cajones “mejorados”, festeje cuando las empresas adoptan tales cambios industriales? Acaso esos animales “ya fueron salvados”? Qué sucede con los billones de animales matados anualmente? No es sería mejor utilizar todo ese tiempo, esfuerzo, recursos y energías hablando sobre veganismo en lugar de reformas en el especismo?

Vivamos, pensemos y trabajemos de forma vegana! Vivamos SinUsarAnimales.tk!

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