20081018

Ideales Como Base del Movimiento

Más allá de las discusiones habituales en las que nos vemos envueltos/as a diario, las cuales se espera que sean amistosas y respetuosas, al tiempo que manteniendo la debida seriedad del asunto, muchas veces veganos y veganas somos acusados/as de ser “fundamentalistas” (término con acepciones religiosas, nada relevantes en cuanto al veganismo), “radicales” o incluso, más recientemente, “idealistas”.

El único problema que estos términos tienen es la acepción negativa por parte de la sociedad, ya que las palabras en sí no dicen nada malo. Si analizamos el término “fundamentalista”, por ejemplo, habla de que consideramos “fundamental” en nuestra filosofía, no considerar que los animales sean “objetos” o “recursos”. Creer que los animales son “cosas”, es una idea que nos es inculcada desde que nacemos, desde nuestro entorno familiar, escolar, o mediante propaganda especista (o sea, aquella propaganda que fomenta la idea de que los animales son medios para fines humanos). La palabra “radical”, por ejemplo, viene de “raíz”. En ese caso, se refiere a que dejar de creer que los animales son medios para fines humanos se encuentra en la raíz, en la base de la idea por la cual nos hicimos veganos/as. Asimismo, la palabra “idealista”, muy utilizada en política para desprestigiar o insultar a oponentes que basan sus programas en ideas, proviene de “ideales”, la cual proviene a su vez de “idea”.



Acusar a alguien de idealista no dice más que “esta persona basa sus acciones en ideas”. Sin embargo, todo término tiene su opuesto, y esto es muy grave y delicado a la hora de utilizar estos términos. La palabra idealista es muy común en su utilización como insulto político, pero nadie habla del término opuesto a ella. Si alguien que basa sus dichos y acciones en ideas es acusado/a de “idealista”, lo opuesto debería ser alguien que no basa sus dichos y acciones en ninguna idea, sino que aprovecha la situación de cada momento como una oportunidad para actuar. Dichas personas bien podrían ser catalogadas de “oportunistas”, tal como describe de forma muy clara y detallada James LaVeck en su ensayo “Invasion of the Movement Snatchers”.

Considero que las acusaciones políticas utilizando términos no comunes en el lenguaje cotidiano de la gente sólo alejan el debate de donde tiene que estar, que es, justamente, en la gente. Si somos veganos/as, o sea, si no creemos que los animales sean “objetos” tal como nos han hecho creer, entonces el problema de los animales está en esa idea, ya que de la misma deriva el 99% de los problemas de los animales. Sólo cambiando esa concepción será posible ver cambios en cuanto a la concepción que los humanos tienen hacia los animales. Todo esto viene al caso, ya que a quienes basamos nuestro accionar en ideas veganas se nos acusa (además de creer que los animales no son “objetos”) de desestimar la política. Sinceramente, la política es algo irrelevante en todo esto, ya que ninguna política de ningún país habla acerca de considerar o no a los animales como medios para fines humanos. Por supuesto, muchos políticos aprovechan la “oportunidad” para prometer “un cambio para los animales”.

Por este motivo he decidido dejar a un lado las acusaciones terminológicas. La acusación principal realizada por los/as “no idealistas” o “pragmatistas” (para no insultar utilizando el término “oportunista” como opuesto a “idealista”, mientras que "pragmatista" sí es un término que utilizan los acusadores para autodenominarse) hacia los/as veganos es la de basar todo el movimiento en la difusión del veganismo. Esta acusación tiene su fundamento, que podrá ser aceptable o no, pero sin duda se basa en una creencia, una idea (por este motivo, los “pragmatistas” podrían también ser acusados de “idealistas” si creyéramos que dicho término es un insulto). Los pragmatistas creen que “todo lo que mencione a los animales, sirve”. Esto es muy apropiado para propósitos políticos, ya que la agenda política siempre tiene algún asunto que hable de los animales nohumanos. Basta ver una página “animalista” de cualquier parte del mundo y, dependiendo de cada país, habrá uno o dos asuntos en la agenda, por ejemplo, abolición de las corridas de toros en una determinada circunscripción, cambios en la forma de utilizar a los animales, promoción de leyes de “bienestar animal”, y un largo etcétera. En definitiva, estrategias políticas indirectas (sobre este tema, leer el imprescindible ensayo del Lic. Luciano Carlos Cunha, “Está Tão na Cara que é Difícil de Enxergar”, en particular el capítulo IV)



Todas las campañas antes mencionadas, o sea, campañas “de vía única”, ya que se focalizan en “mejorar” o incluso prohibir alguna forma de utilizar animales por cada campaña, son campañas indirectas, ya que no hablan del origen de dicha consideración hacia los animales. Cualquier forma de utilización de animales (que será más o menos “escandalosa” y “urgente” según el interés por aprobar una determinada campaña política en un momento y lugar determinado) tiene su origen en una misma idea: el especismo. El especismo nos dice que podemos sopesar intereses de distintos individuos de distintas especies, pero que los intereses de la especie Homo-Sapiens siempre tendrán prioridad sobre los de todos los individuos de cualquier otra especie. Dicha idea está tan aceptada, que los pragmatistas decidieron “pasarla por alto” y reformar sus consecuencias.

En definitiva: Quiénes somos? Es posible englobar cualquier referencia a los animales nohumanos como “movimiento animalista”? Es posible unificar dicha referencia en un solo movimiento que englobe a veganos/as, vegetarianos/as, proteccionistas, ecologistas, políticos, economistas, etc.?

Pretender etiquetar todo lo que mencione a los animales bajo un mismo movimiento “animalista” es simplemente abandonar cualquier posibilidad de cuestionar la base del problema de los animales: el especismo. Si a los/as veganos/as se nos acusa de “no promover las campañas reformistas”, los pragmatistas bien pueden ser acusados de desconocer la base del problema: la consideración de los animales nohumanos como medios para fines humanos. Dicha consideración es pasada por alto, no siendo capaces los pragmatistas de imaginar un mundo sin ella.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, Pablo. He escrito una respuesta a tu artículo en mi blog.