20081203

Interrogantes profundas frente a la ausencia de cuestionamiento

El autor del blog "Pensamiento Vegano" llama a los seguidores de una determinada línea de pensamiento, de "pragmáticos". En dicha línea, se ubicarían los autores Sztybel, Balluch, Phelps y Jones, quienes plantean promover reformas en la manera en que los humanos utilizan a los animales, en lugar de plantear un cuestionamiento a ese uso en sí mismo.
En esta oportunidad, continuaremos analizando el autodenominado movimiento “pragmático”. Nótese que hemos removido el sufijo “ismo” en “pragmático”, para evitar tocar susceptibilidades. Sólo para desambiguar los términos, los denominados “pragmáticos” son a quienes el Prof. Gary L. Francione 
denomina “neobienestaristas”. A pesar de ello, y a pesar de haber aclarado la falta de intenciones de agredir a quienes promueven ese tipo de veganismo “práctico”, recientes escritos provenientes de dicho movimiento nos han catalogado de “voluntaristas color de rosa”. Nuevamente explicamos que no hay nada de negativo en el término “voluntarista”, salvo la acepción negativa que la política, la prensa y los medios en general han colocado en él. El voluntarismo consiste en una rama de la filosofía, justamente opuesta al “racionalismo”. Se 
trata de una variante de la vieja discusión filosófica “Quién fue primero, el huevo o la gallina?” (título de un artículo de este blog), o “Qué es primero, 
el individuo o la sociedad?”. De la misma forma que no debemos tomar los términos “radical” y “fundamentalista” como negativos, ya que “radical” significa “ir a la raíz del problema”, y “fundamentalista” significa “buscar un cambio fundamental en la sociedad”, no debemos sentirnos agredidos al ser llamados “voluntaristas”.

Sin embargo, este mismo tipo de preguntas son extremadamente amplias, preguntas “existenciales” en realidad, ya que van al origen mismo de un cuestionamiento. Y una pregunta tan amplia como para que dos partes no se pongan de acuerdo, sólo puede tener una conclusión: los objetivos no pueden ser exactamente iguales.

Para encontrar respuestas a estas preguntas, basta analizar anteriores debates llevados a cabo entre abolicionistas, o sea, quienes buscamos abolir el especismo (o sea, abolir el concepto de “considerar a los animales meramente como medios para nuestros fines”), y quienes se denominan “pragmáticos”. Dicho debate puede analizarse en profundidad en artículos como “Desde la Política”, “Política y Veganismo 2”, “Veganismo, Antiespecismo, o Ambos?”, “Veganismo sin Cuestionar el Especismo?”, “Veganismo en Cuerpo y Alma” y otros.
En las mencionadas anteriores oportunidades hemos debatido sobre la estrategia a seguir, a pesar de que la misma no coincide entre el punto de vista abolicionista y el pragmático. Pero surge aquí uno de los principales choques ideológicos, ya que los pragmáticos afirman que “también buscan la abolición”. Cabe entonces analizar “qué abolir?”, pero este punto lo analizaremos más abajo. Otro gran punto de debate es la difusión del veganismo. Para los abolicionistas, difundir el veganismo significa desterrar una creencia o tabú en la población humana: la creencia de que los animales nohumanos son meramente medios para fines humanos, o sea, la creencia especista. El tema del especismo también ha sido ampliamente debatido en los citados 
artículos, lo que prueba la existencia de otro punto irreconciliable entre las dos posturas. Ampliaremos más abajo este tema. La postura de los pragmáticos con respecto a la difusión del veganismo, supone ver al veganismo como una herramienta para conseguir un determinado fin (a diferencia del Enfoque Abolicionista, que considera al veganismo como una consecuencia, una base moral mínima de pensamiento y su consiguiente comportamiento práctico). Por el momento, tomaremos estos tres puntos fundamentales de discrepancia entre el Enfoque Abolicionista y el “pragmático”.

Abolir

Si bien el Enfoque Abolicionista, término acuñado por su fundador, el Prof. Dr. Gary L. Francione parte de la base de que es imprescindible abolir la instrumentalización de los animales (o sea, “instrumentalizar” significa considerarlos meramente como un medio para nuestros fines), los “pragmáticos” afirman que es ofensivo que 
no se tenga en cuenta que “ellos también buscan la abolición”. Cabe entonces analizar qué es lo que se busca abolir. El Enfoque Abolicionista busca abolir el status de “propiedad” o “recurso” en el que son catalogados los animales nohumanos. Todo sistema jurídico humano cataloga a los animales nohumanos como “bienes”, “objetos”, en definitiva “cosas”. De esta consideración antropocéntrica (que pone a la especie Homo Sapiens como centro único de todas las cosas) se deriva más del 99% de lo que le sucede a los animales. 
De esa instrumentalización (que buscamos abolir) parte más del 99% de los problemas que los “pragmáticos” buscan eliminar. De ahí que los pragmáticos nos acusen de ser “radicales”, “fundamentalistas”, “voluntaristas”, o de “querer buscar una palanca que arregle todo el problema a la vez” (ver Patrice Jones).
Para probar que dichas acusaciones son infundadas, basta hacer un ejercicio de simple lógica. Si más del 99% de los problemas de los animales provienen del antropocentrismo o especismo, entonces ahí está la prueba de que luchar para erradicar ese prejuicio, creencia o tabú es el principal objetivo de la causa.

Especismo

Explicado ese punto, y partiendo de la base de que el especismo (esa creencia o tabú que buscamos erradicar, esa creencia que provoca más del 99% de los problemas de los animales) es el “enemigo” a combatir, queda claro que desconsiderar o subestimar este problema significa hablar de “un movimiento diferente”. Si combatir y cuestionar el especismo es “ser voluntaristas” o “buscar una palanca mágica” como dicen los 
“pragmáticos”, significa que ellos han desistido y abandonado la posibilidad de cuestionar el especismo como principal problema. Los pragmáticos han dado por perdida la batalla ideológica diciendo que “es imposible que las personas se cuestionen el especismo”. Si desean ver las cosas así, allá ellos, para eso somos libres y podemos debatir, pero quisiera hacer sólo dos preguntas 
a los pragmatistas: 1- Cómo es posible que ellos sean veganos siendo que es imposible cuestionar el especismo?, y 2- Cómo podrían probar que los problemas que tienen los animales no son producto, al menos en más de un 99% de los casos, de esa ideología especista reinante en nuestras sociedades?

Siento, luego, existo
Partimos de una filosofía. Partimos de la idea de que todo ser sintiente (los animales, que tenemos la capacidad de sentir dolor y placer) tiene intereses propios. Partimos de la idea de no instrumentalizar a ningún ser sintiente, o sea, no considerar a ningún ser sintiente meramente como un medio para nuestros fines. Es por eso que somos veganos/as. Nosotros queremos que las personas se vuelvan veganas como consecuencia de haber razonado si consideran éticamente correcto instrumentalizar a los demás seres sintientes. No consideramos el veganismo meramente como una herramienta para reducir X número de formas en que los humanos usan (instrumentalizan) a los animales, sino que consideramos al veganismo como un mínimo, una base, una consecuencia lógica de no considerar a los demás seres sintientes meramente como un medio para nuestros fines.

Veganos “pragmáticos
La estrategia que los “pragmáticos” plantean para difundir el veganismo (en el presente artículo, hemos dejado a un lado la que consideramos constituye la principal estrategia de los “pragmáticos”, que es la de reformar la manera en que el especismo utiliza o instrumentaliza a los animales, análisis que ha sido y será punto principal de diferencias entre abolicionistas y “pragmáticos”) ha venido siendo, hasta ahora, la de convencer a las personas de que se hagan veganas sin que se cuestionen el motivo. O sea, su estrategia venia siendo la de “crear un número de veganos que sea lo mayor posible”. Estos veganos podrían incluso ser veganos técnicamente correctos en cuanto a que no utilizarían ningún producto de origen animal en sus vidas cotidianas. Pero esta estrategia genera un gran inconveniente o pregunta que nuevamente quisiera plantear a los “pragmáticos”: Qué mantiene a esos “veganos técnicos” o “veganos pragmáticos” dentro de los lineamientos del veganismo (no instrumentalizar a los animales, o sea, no considerar a los animales meramente como medios para sus fines), siendo que no se les requiere una ideología como base para su veganismo? Lo que quiero decir con esta pregunta es: Cómo es posible que alguien evite utilizar productos de origen animal en su vida, siendo que no se ha cuestionado dejar de considerar a los animales meramente como medios para sus fines?
En repetidas anteriores oportunidades hemos debatido este punto con los “pragmáticos”, y las respuestas han variado desde “la mejor estrategia es la de difundir el ecologismo, ya que al ver que causan un daño al medioambiente, las personas dejarán los productos animales”, y ahora, más recientemente, “pasar a comer carne in vitro”. Dejaré este último punto para las conclusiones finales, sólo recordando que el argumento “ecológico” quedó en duda, ya que los productos de origen animal, si bien son los que causan mayor contaminación ambiental en su conjunto, no implican que sean contaminantes. O sea, alguien malintencionado podría crear productos de origen animal (o sea, contrarios al veganismo) que no dañen al medioambiente.

Conclusiones sobre el veganismo “pragmático”

Permitiremos la existencia terminológica de un “veganismo pragmático”, si tal cosa existiera, ya que técnicamente podría cumplir con el requisito de “no utilizar productos de origen animal”. Digo “permitiremos”, ya que el veganismo tiene como base la ética, o sea, cuestionarse que seres sintientes (seres que tienen la capacidad de sentir dolor y placer, como la tenemos la mayoría de los animales, incluyendo los Homo Sapiens) sean considerados meramente como medios para fines humanos. Un veganismo “pragmático” supondría, en el mejor de los casos, que las personas no utilicen productos de origen animal pero, es posible tal cosa? Cómo alguien podría aplicar tal criterio, siendo que no tiene incorporada en su ética personal, un cuestionamiento al especismo? Cómo sabría ese “vegano pragmático” hasta dónde se aplica el veganismo? Cómo sabría qué productos son veganos y cuales no? Sin cuestionarse que los animales no son meramente medios para sus fines, cómo podría ese “vegano pragmático” llevar adelante una vida vegana? Son preguntas para las que no tengo respuesta, ni podría tenerlas.

Dejaré para el final el análisis de una estrategia planteada en un reciente artículo publicado en Pensamiento Vegano. Habiendo descartado la difusión de un veganismo ético por considerar esto una estrategia “demasiado lenta y color de rosa”, el autor “pragmático” plantea “apoyar la carne in vitro”. Para quienes no estén al tanto de este concepto, la carne in vitro consiste en el cultivo de células animales en laboratorio. Dichas células animales no serían parte integral de un ser sintiente, por lo que podrían incluso ser aceptables desde el punto de vista ético, más allá de que para cultivar células animales se deba recurrir a una práctica no vegana: utilizar a un animal como un medio o “recurso” para extraerle sus células, las que luego serán cultivadas. Dicha estrategia del “in vitro” vendría a socorrer a los carnívoros anónimos que “no podrían dejar de consumir carne”. Según el artículo, los veganos debemos apoyar esta iniciativa, ya que bajaría las ventas de animales “de verdad”, perjudicando a la industria ganadera y, por ende, reduciendo el número de animales utilizados.

Desde el punto de vista estratégico, todo lo que lleve a reducir el número de animales usados es, por supuesto, bienvenido. Lo que no me queda claro es por qué somos los veganos los que deberíamos promover un sustituto de carne que ni siquiera es totalmente vegano (implica el uso de animales para extraérles células que serán cultivadas). En todo caso, que sea la propia industria la que lleve adelante su propia publicidad y promoción, salvo que ahí esté mezclado algún interés de la organización neobienestarista PETA, la cual prometió un premio de USD1millón para quien desarrollara la carne in vitro.

Nuevamente, dos preguntas para los “pragmáticos”: 1- Qué tiene que ver el consumo de “carne in vitro” con el veganismo, siendo que “la carne” en general es sólo uno de los tantísimos productos de origen animal existentes en el mercado? O sea, el análisis “pragmático” coloca a “la carne” como ícono y símbolo de “todos los problemas que sufren los animales”. Y 2- Piensan los “pragmáticos” que ocurriría alguna especie de cambio en la mente del carnívoro (u “omnívoro”, como hay quienes prefieren denominar a las personas no veganas) que consume “carne in vitro”?





Suponer que la “carne in vitro” es una solución para el problema de considerar a los animales meramente como medios para nuestros fines (o sea, el especismo) es, por lo menos, ingenuo. Esto sería como suponer que quien compra “cuerina” o “cuero ecológico” (o cualquier otra fibra sintética que reemplace al cuero, lana o cualquier otra fibra de origen animal) se cuestionaría el uso de pieles animales. Si bien la promoción de fibras sintéticas, o sea, de origen no animal, es algo siempre bienvenido, deseado y promovido por el movimiento vegano, las personas continúan (y hoy en día con un auge renovado) viendo al cuero, las pieles, la lana, y tantísimos otros productos de origen animal. Las personas compran fibras sintéticas en la actualidad, simplemente porque son más económicas. Eso está muy bien porque reduce el número de animales utilizados, y eso no lo cuestiono, así como no cuestiono que alguien consuma “carne in vitro” en lugar de carne de animales. Eso sí, todas esas personas que tal vez aceptarían con gusto consumir “carne in vitro”, en nada se estarían cuestionando que los animales son medios para sus fines. Esas personas no tendrían ningún inconveniente ético en salir a cazar, hacer que un caballo tire del carro donde viajan, asistir a una corrida de toros, circo con animales, carrera de caballos o cualquier otro espectáculo, ir de pesca, comer huevos, tomar leche, o hacer cualquier otra actividad especista.

Como conclusión, diré que el centro de una campaña para difundir el veganismo no puede estar basada en la promoción de un producto, incluso si ese producto es una alternativa al uso de animales. Además del hecho de que la “carne in vitro” pudiera llegar a ser “casi vegana” o vegana en algún momento (suponiendo que las células animales sean reproducidas a partir de otras células de cultivo, por ejemplo), esa estrategia no está cuestionando ni haciendo que las personas se cuestionen considerar a los animales meramente como medios para sus fines. De otra forma, bien se podrían plantear otras alternativas que “técnicamente” o “pragmáticamente” cumplan con los “reglamentos” veganos. Por ejemplo, promover que se utilicen animales muertos por causa natural para alimentar a humanos que “no pueden cambiar su forma de pensar”. O algo más simple, por qué no promover los productos veganos ya existentes, como los bifes de soja o gluten? Si el argumento es que “los carnívoros contumaces no pueden cambiar su forma de pensar” o que “los carnívoros empedernidos necesitan el sabor de la carne”, entonces, qué tipo de “veganismo” estamos buscando promover?

Nuestra respuesta: si el cambio no es auténtico, si el cambio no es en la ética, en la que basamos nuestras acciones, entonces será un cambio cosmético, exterior, supérfluo, pasajero.

Por una ética consistente, por una ética SinUsarAnimales.tk!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, Pablo.

Una interesante respuesta, respetuosa, como es habitual en ti.

Últimamente tengo poco tiempo, pero tengo pendiente responderte a este y a un mensaje anterior. Creo que, aunque partimos de puntos distintos, y ello define la línea a seguir desde un principio, es posible establecer un debate constructivo sobre determinadas cuestiones. Y, aunque no sirva para ponernos de acuerdo, al menos nos servirá a nosotros mismos para aclararnos, y a los lectores para plantearse cuestiones.

Un abrazo.