20120711

Justificar la esclavitud de una especie sobre el resto? (respuesta a Sotelo)

En un reciente artículo en el diario El País de Montevideo, el reconocido periodista Gerardo Sotelo hace una serie de comentarios todos ellos dirigidos a un solo objetivo: justificar, hacer apología de, la utilización del resto de animales por parte de la especie humana. Y qué es la utilización sino considerar al resto de seres que, al igual que todos los animales, sean de la especie que sean, tienen la capacidad de sentir (o sea, son sintientes)?

Por qué decimos que el citado artículo es improcedente en su totalidad? No se trata de “buenos contra malos”, sino, nada más ni nada menos porque la consideración de otros, semejantes al menos en esa capacidad que todos los animales compartimos (la sintiencia o capacidad de sentir, indiscutible hasta por los científicos más reaccionarios) no es nada más que eso, esclavitud, y si se basa en la diferencia de especie entre animales lisa y llanamente se llama como no se puede llamar de otra forma: especismo. Y qué es el especismo? Pues, discriminación en base a la especie a la que se pertenece. Así como el racismo pretende poner en categoría de “cosa” o “bien” a quienes pertenecen a otra raza, y el sexismo lo hace con quienes pertenecen a otro género o sexo, la gerontofobia hace lo propio con ancianos, la homofobia con quienes tienen una orientación sexual distinta al standard, y así sucesivamente.

Comienza el artículo citando una resolución del Parlamento paraguayo que prohibe las exhibiciones circenses (click aquí para leer más), faltó decir que restringida a animales salvajes y no a todos los animales. Es acaso dicha norma muy diferente al espíritu de la ley uruguaya No. 5657 de hace casi 100 años y promulgada por el gobierno de Don José Batlle y Ordóñez? No lo es en lo absoluto, simplemente difiere en el tipo de espectáculos con animales que prohibe, siendo la versión oriental dirigida a corridas de toros y riñas de gallos. El autor critica las manifestaciones (expresión de libertad personal si las hay) “cada vez que un circo… (faltó decir “circo que utiliza animales”) visita Montevideo así como en cada celebración de las tradicionales jineteadas…”. Y en este último comentario faltaría cuestionar si la tradición justifica la esclavitud, lo cual de plano no nos parece procedente.

Más adelante en el artículo el autor pone cualquier interés de cualquier humano por encima de cualquier interés de cualquier otro animal cuestionando “Es razonable que se consagre la vida a la causa de los animales cuando hay tantos seres humanos sufriendo cosas peores?” Digo yo, por qué suponer que una cosa excluye la otra? Digo yo, por qué presuponer que cualquier sufrimiento de un animal (no humano) es siempre y en todo caso “peor” que cualquier sufrimiento de cualquier humano? Si el sufrimiento de los animales fuese tan banal como se dice, entonces por qué en las escenas que muestran por ejemplo, los programas dedicados a la ganadería, sólo muestran sistemáticamente animales en el campo y, eventualmente, alguna escena donde dichos animales ya fueron matados y convertidos en “cosas” al ser procesados sus cuerpos destazados, cortados y empacados? Por supuesto que todas las especies sintientes merecen la misma consideración (reiterando, todo animal es por definición, sintiente, o sea, siente, percibe y, por lo tanto, tiene intereses propios en evitar dolor y procurar placer).

Qué solución proponemos para evitar dicho sufrimiento? Nada más ni nada menos que lo que venimos proponiendo como movimiento vegano desde su fundación en 1944 (a pesar de que muchas personas ya vivían de esta forma desde antes de ello). En definitiva, y ya que no es necesaria la utilización de animales para ningún propósito fundamental de la vida humana, simplemente dejar de participar de dicha utilización. El autor (intencionalmente o no) malinterpreta el movimiento como si éste pretendiera “prohibir también las jineteadas, los raides hípicos y la matanza de bovinos (vacas) en los frigoríficos? Por supuesto que tales prohibiciones no dejarían más que un saldo positivo para las víctimas de dichas actiivdades, pero tampoco tiene sentido prohibir algo que la mayoría de personas considera “normal”. Y digo que dichas prohibiciones no dejarían más que saldo positivo ya que prohibirían causar un daño a un interés fundamental como lo es la libertad, la autodeterminación, la vida de quienes son utilizados, torturados y matados. Cuál sería la supuesta “pérdida” entonces? Intereses más o menos banales como el interés en ver cómo alguien es “jineteado”, montado y golpeado para ver “cómo salta”, “cómo corre”, etc?

Una de las preguntas más frecuentes hacia el movimiento por derechos para los animales (quienes son considerados “bienes muebles semovientes” según el Código Civil uruguayo, una variante de la consideración como “cosa” a la que arbitraria en la que se coloca al resto de animales en todas las legislaciones del mundo) es “y qué sucede con quienes se dedican a la ganadería?”. O sea, “qué sucede en el caso de quienes se privarían de lucrar con la esclavitud de otros seres igualmente sintientes?”. El autor dice literalmente “La producción de carne bovina se encuentra entre los principales rubros de exportación de la economía…” A todo esto la respuesta no es muy diferente: es acaso justificable la esclavitud por sí misma, por su propio lucro? Hay decenas de actividades tanto o incluso mucho más lucrativas (no olvidemos que la ganadería es viable gracias a toda una serie de subsidios que todos pagamos con los impuestos que pagamos, y que terminan financiando entidades estatales, dígase MGAP, exoneraciones impositivas a productores ganaderos, lecheros, el asado o el corned beef o los chorizos “del Pepe”, etc., y paraestatales, dígase INAC, CONAPROLE, etc.), por qué no citar actividades que dan ganancia a muchísimas personas pero que, sin embargo, son consideradas ilegales, tales como el narcotráfico, el tráfico de órganos humanos, la trata de blancas, y un largo etcétera?

Tampoco es justificación decir que “y seguirá ocurriendo” o “la sensibilidad (…) ante el sufrimiento animal no llegó tan lejos como para prohibir la matanza sistemática de rumiantes y ni siquiera alcanzó como para ilegalizar las jineteadas ni mucho menos las carreras de caballos”. Reiteramos, es acaso un justificativo decir lisa y llanamente “seguirá siendo así” o “la ley no ha llegado tan lejos”? (click aquí para leer el artículo “Los animales no tienen derechos porque la ley no se los da). Que algo haya ocurrido en el pasado o que siga ocurriendo no es excusa para seguirlo haciendo, o acaso no hemos o tenemos la capacidad de aprender de los errores del pasado? Una situación de facto no debería condicionar futuras acciones, de lo contrario, no ocurriría el cambio social, cierto?

Más adelante el autor ataca directamente a quienes optamos por dejar de participar de la explotación (directa o indirectamente, o sea, pagar para que se esclavice, explote, experimente, mate, etc.) diciendo “y se niegan a comerlos, privándose no solo de asados y pulpas sino también de leche, huevos y demás derivados…”. Por qué presuponer que tal opción supone una “privación”, como si de algo fundamental o necesario se tratara? Ni siquiera de un sabor se podría decir que uno se priva al optar por seguir el principio vegano (o sea, no usar animales), ya que la mayoría de sabores que incluso célebres productos consumidos por no-veganos son sintéticos, tales como saborizantes y aromatizantes, de los cuales hay de los más diversos sabores y aromas simulando aquellos que emanan de la incineración de individuos no pertenecientes a la especie humana (por ejemplo, sabor “ahumado”, sabor a “jamón”, sabor a “panceta”, y un largo etcétera).

Y qué triste ejemplo el de citar a un genocida como lo fue Hitler, quien de hecho no era ni siquiera vegetariano (o sea, no se alimentaba en base a vegetales, sino que simplemente optaba por no consumir ciertas “carnes rojas”, pero que lejos, muy pero muy lejos estaba de considerar a todo ser sintiente como un medio para sus fines. (click aquí para leer un artículo y sacarse todas las dudas en este sentido). En definitiva, la propia barbarie que desató Hitler (de quien hay videos en los que algunos perros se muestran aterrorizados ante su llegada, así que ni siquiera se lo podría tildar de “amante de algunos animales”) es prueba suficiente de que ninguna consideración tenía por ningún ser sintiente más que por aquellos quienes le eran sumisos a su sádica e indefendible “causa nacional”.

Y en el párrafo final tenemos una reiteración de aquella acusación sin fundamento alguno: “quienes promovemos derechos para los animales no lo hacemos para con los humanos”, literalmente “Es solamente que, siendo los derechos humanos tan violentados por todas partes (…) su defensa no luce tan cool como la del resto de los mamíferos.”. Por qué el “solamente”? Por qué presuponer, nuevamente, que quienes vemos como un ideal nada más ni nada menos que una ampliación (y nunca una reducción) de consideración moral, de derechos básicos (al menos el derecho básico a no ser considerados/as como medios para fines de otros/as) para todos, seamos de la especie que seamos, vemos una parte y no el todo? Se equivoca, Sr. Sotelo, es para mejorar y no para empeorar, es para ampliar y no para reducir, es para agregar y no para quitar. Si cuando de Derechos Humanos se habla no reclamamos a una organización dedicada, por ejemplo, a desaparecidos durante la dictadura que se preocupen por quienes no tienen techo, o a quienes se preocupan por menores o mujeres víctimas de violencia doméstica que se preocupen por ancianos o a quienes se preocupan por igualdad de oportunidades para todas las orientaciones sexuales que se preocupen por quienes no tienen empleo o por quienes son discriminados por su raza, y así podemos seguir casi indefinidamente cruzando causas todas ellas válidas y ninguna de ellas más válida que la otra.

Concluyendo, todo lo que busque mejorar, ampliar consideración moral a quienes hoy son esclavizados, encerrados, golpeados, desollados cortados y masacrados vivos o muertos, o sus hijos muertos sistemáticamente, etc, y que la no participación en dichas aberraciones no afecta a humanos más que a satisfacciones banales, del paladar o de su ocio, lucro (nuevamente, qué lucro es justificable, cuál debería ser prohibido y cuál legalizado o ilegalizado) es para mejorar y nunca para empeorar, y no merece ser atacado, me parece.

Atte.,

Pablo Fernández Beri


Artículo original publicado en el diario El País online, MVD:

Circo
GERARDO SOTELO

La Secretaría del Ambiente de Paraguay, una oficina de rango ministerial, prohibió la semana pasada las exhibiciones circenses con animales. Ambientada en una agenda vinculada a la sensibilidad que llega a nuestro continente con cierto retraso, la decisión busca mitigar el trato cruel sobre los animales así como su tráfico. Manifestaciones en un sentido similar suelen verse en nuestro país cada vez que un circo visita Montevideo así como en cada celebración de las tradicionales jineteadas de Turismo.

¿Es razonable que se consagre la vida a la causa de los animales cuando hay tantos seres humanos sufriendo cosas peores? ¿No debería considerarse a las vacas y los caballos como seres dignos de las mismas salvaguardas que los elefantes o los tigres de Bengala? ¿Habrá que prohibir también las jineteadas, los raides hípicos y la matanza de bovinos en los frigoríficos?

Si alguien cree que estamos ante una muestra de evolución ante el sufrimiento de nuestros hermanos mamíferos se equivoca. La producción de carne bovina se encuentra entre los principales rubros de exportación de la economía paraguaya y así seguirá ocurriendo. La sensibilidad de la Secretaría de Estado ante el sufrimiento animal no llegó tan lejos como para prohibir esta matanza sistemática de rumiantes y ni siquiera alcanzó como para ilegalizar las jineteadas ni mucho menos las carreras de caballos.

Hay quienes creen que defender la integridad física de los animales es un indicador de sensibilidad humana. Muchos, incluso, llevan sus convicciones a una dimensión gastronómica y se niegan a comerlos, privándose no solo de asados y pulpas sino también de leche, huevos y demás derivados. Vegetarianos célebres fueron gente tan dispar como Mahatma Gandhi, Leonardo Da Vinci y San Francisco de Asís pero también Adolf Hitler. De hecho, su secretaria personal contaba también que el sanguinario cabo austríaco exhibía un afecto y consideración por sus perros que no tuvo con sus congéneres, refutando así la antigua tesis que señalaba a los defensores de los animales y a los vegetarianos como portadores de alguna condición moral, ideológica, psicológica o sensible superior.

La semana pasada Paraguay también fue noticia porque su presidente, el ex obispo católico Fernando Lugo, hizo un nuevo reconocimiento de paternidad, consecuencia seguramente de un exceso de celo pastoral. Lugo tiene una consistente preferencia por embarazar mujeres de condición pobre, laboral y espiritualmente dependiente de su alta investidura. Como si estas hazañas amorosas no fueran suficientes, el presidente paraguayo ha sido acusado de violar, además de embarazar, al menos a una joven mejor de edad. Las organizaciones defensoras de los animales no parecen demostrar mucho interés en este tipo de vejámenes, aunque no puede decirse sin faltar a la verdad, que sean cómplices ni indiferentes. Es solamente que, siendo los derechos humanos tan violentados por todas partes (especialmente el de estas mujeres paraguayas) su defensa no luce tan cool como la del resto de los mamíferos.

El País Digital
Etiquetas: animales - asís - gandhi - Fernando Lugo - Adolf Hitler - trato cruel -

1 comentario:

Sony dijo...

Primero hay que leer antes de hablar Adolfo H. nunca fue vegetariano , que excluyera de su menú ciertas carnes rojas es otra cosa totalmente distinta a ser ve gano o vegetariano,
y cada quien lucha por una causa, si para ti los derechos de los seres humanos son prioridad trabaja en ellos, una total aberración o la excusa mas idónea para no haceptar el respeto a hacia animales es siempre excusarse en decir que primero hay que ver por los humanos cuando estos tienen la total libertad de alsar su voz contra la desigualdad mientras que los animales viven en silencio ante tanta desigualdad he indiferencia como la tuya, hay muchos que no se te olviden hacen cosas por méritos políticos pero muchos de los que deber dad defienden a todos esos seres vivos que caen en manos de gente como tu que cree que son menos importantes por ser inferiores de la raza humana, con que calidad moral criticas si ni siquiera te sensibilizas ante los mas débiles si te preocupas por tu raza trabaja en ello y no critiques los que de vdd defienden una causa , tu tienes la forma de defenderte y hacerte escuchado ellos no , tienen a miles como tu en su contar .que estúpido comentario de tu parte SONY