20070404

Cambiar el Mundo?

Muchas veces nos vemos frente a preguntas, declaraciones o frases que, si bien parecen malintencionadas, son producto de la poca difusión que nuestras ideas tienen en el entramado social. Justamente, una de las más comunes suele ser “para qué eres vegan, si nadie más lo es”, “qué incidencia pueden tener tus ideas, si el mundo no piensa como tú?”, o similares.

Analicemos primero el término “nadie” de la primera frase. No es acertado tomar a todas las personas como integrantes de un “gran complot” dirigido centralizadamente contra nuestro movimiento. No todas las personas, sean bien o mal intencionadas, piensan que existe una verdad única. Por lo menos, una parte de la población podrá estar de acuerdo con eso, pero no es la unanimidad. No es de extrañar, entonces, que esa porción de la gente piense que existe una verdad única para todos y cada uno de los aspectos o temas de debate.

El especismo es la idea que justifica considerar a los nohumanos como esclavos, pero la mayoría de la gente no toma ese concepto como propio de forma conciente, sino que es parte de su subconsciente, el cual nos fue incorporado desde que nacimos, como se explica, por ejemplo, en esta presentación y en este sitio web. No es de extrañar que el veganismo y la abolición del epecismo suenen como “fuera de discusión” para el común de las personas. Analicemos la interrogante de la incidencia de nuestra convicción personal en el ámbito social.

Lo primero a subrayar es que se trata de una cuestión de principios. Por más que desde ciertos ámbitos se envíe un mensaje de que “en la sociedad actual no hay lugar para principios morales o filosóficos”, absolutamente toda persona se guía por esos principios salvo, claro está, un absoluto psicópata. Por ejemplo, si encuentras una billetera, un principio moral te dirá que tienes que devolverla, mientras que otro te dirá que no lo hagas. Esa discusión ocurre de forma más o menos inconsciente al momento de decidir qué hacer.

La fortaleza mental significa ser consistentes con nuestros principios morales más allá de la conveniencia inmediata de cada momento. Por este motivo podemos negarnos a comprar objetos robados en la feria, por más que la legislación pueda ser prácticamente permisiva con respecto a ello, pero también sabemos que al comprar dichos objetos estamos fomentando el delito. Es ese motivo el que mueve a los/as veganos/as a no consumir productos del uso de animales nohumanos. Si bien puede parecer ínfima, y no lo es tanto, ya que un solo individuo que practique el veganismo salva la vida de al menos 95 animales cada año, ese principio hace a la fortaleza mental de decir “el uso de animales nohumanos no es en mi nombre”.

En el relacionamiento entre humanos, bien podría no agradarnos otra persona, y podría llegarse a un extremo en el que la muerte de esa persona sea afín a nuestros intereses. Pero la sociedad no puede permitir la eliminación de uno de sus integrantes por interés de otro. El Derecho protege el interés de ese individuo, y quien quiera eliminarlo se verá disuadido al menos por evitar sanciones legales. Claro que si es la sanción legal el único impedimento para matar a los demás, nuestra fortaleza moral será muy débil y sólo estaremos actuando por miedo a la autoridad. Existe una noción de que no es correcto matar a los demás, pero nunca nos detenemos a pensar qué es eso exactamente.

Pero el Derecho Humano protege sólo a los miembros de la raza humana, dejando explícitamente fuera a los nohumanos. Y ese Derecho no es producto de la casualidad, sino del interés que existe por parte de quienes crean la cultura. Históricamente, las condiciones sociales nunca estuvieron dadas para ningún cambio social. Esto se debe a que toda sociedad ejerce el llamado control social para perpetuar el status-quo. Es más, no sólo reacciona la sociedad contra los elementos que promueven el cambio, sino que tiene previstas instituciones que legitiman ese status-quo, como por ejemplo, perpetuar la visión única de lo que es “normal”, dejando fuera y burlándose de lo que no entra en esos parámetros.

No se trata de ser más o menos activistas por contrariar más o menos intereses, ni que se nos catalogue de “locos” o desubicados. Ser un simple ejemplo viviente de la alternativa, de que se puede pensar diferente a una visión única, dogmática e irracional es, de por sí, el más grande acto revolucionario que podemos hacer.

www.DerechosAnimales.tk

3 comentarios:

zen dijo...

Gracias por hablar de estas cosas.
Go vegan!

Un abrazo ;)

vinilica vegana dijo...

yo escribi a uvvu y me respondiste y vine a ver tu blog ya que también soy blogger,

voy a seguir pasando me interesa mucho el tema

saludos

umita dijo...

di por casualidad con este articulo, muchas gracias por sumarte en la defensa de nuestros hermanos menores, :) gracias!

saludos desde Chile
Alejandra